No pienses en el pasado, ni prepares tu futuro, vive el presente tal y como es.

jueves, 17 de mayo de 2012

 Me vuelvo a levantar con la misma idea que enmaraña mis pensamientos dias tras dias y el humo de mi cigarro no es más que la gota que colma el vaso para enrizar más el rizo y que toda esta historia no tenga sentido alguno. Me paseo a tientas por la casa. Te observo dormir pero desde lejos, siempre desde ese segundo plano que tanto a caracterizado nuestra relación. Me siento al borde de la cama y contemplo tu respiración y las dudas me asaltan una y otra vez. Me peleo con las mariposas de mi estómago que me aconsejan acercarme a tu espalda y abrazarte, pero prefiero hacerle caso a lo que grita fuerte en mi interior y deshago mis propios pasos a la par que voy desechando los recuerdos de lo que habríamos podido llegar a ser. Me enciendo otro cigarro, que tampoco llega a calmar mis ansias por quedarme. Me sirvo la última copa de ron y la bebo despacio. Su sabor quema en mi garganta como hace meses quemaban tus labios en mi piel y me asaltan esos malditos fantasmas que empañan mis pupilas y que por mi desgracia, no me dejan ver. Me visto de arriba a abajo y me subo de nuevo a mis zapatos, aunque en mi interior me siento más frágil y desnuda que la última vez que paseé por tu cama y jugabas a devolverme a mi niñez. Vuelvo a la habitación y a pesar de la constante lucha entre mis tan enamoradas mariposas y mi tan ya debilitado corazón, hago caso omiso y te beso en la mejilla con la clara certeza de que esa será la última vez. Abro la puerta y mis esperanzas e ilusiones salen disparadas escaleras abajo sabiendo a ciencia cierta que a pesar de que me marcho, yo jamás te olvidaré. Me siento un segundo en el portal y el recuerdo del sabor de aquellos besos jóvenes cuando aun no sabíamos lo que nos esperaba me eriza el vello de mi piel. Tomo aire, cojo impulso y me doy cuenta que soy una cobarde por no saberte ver...

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