No pienses en el pasado, ni prepares tu futuro, vive el presente tal y como es.

domingo, 5 de febrero de 2012

Nacemos engañados. Aprendemos a vivir junto a la decepción. Convertimos a la soledad en nuestra mejor aliada. Abandonamos nuestra inocencia a medida que los demás van abandonando el respeto hacia ti. Somos conscientes de los errores que cometemos, pero siempre que podemos echamos la culpa a otra persona. No aceptamos la verdad por muy sincera que sea. Cerramos los ojos cuando algo no lo queremos ver, o por que no queremos ser testigos del daño que puedan producirnos. Hacemos que los sueños sean nuestra propia vía de escape de la que disfrutar a escondidas. Vivimos las pesadillas echándole la culpa a nuestro subconsciente y a la imaginación que nos hace tener malas pasadas. Amamos de tal manera que desconectamos totalmente del mundo y odiamos como si nos fuera la vida en ello.
Queremos por encima del cielo y la tierra a todas aquellas personas que en los peores momentos, con el paso del tiempo y en los buenos recuerdos han permanecido sin faltarnos.
Conservamos la esperanza hasta cuando creemos que nuestro límite ha llegado. Nos derrumbamos y rompemos a llorar como niños abandonados y susceptibles, deseando encontrar un consuelo en las personas más alejadas por motivos insustanciales. Nos desahogamos y echamos para delante. Nos levantamos tras muchas zancadillas vividas. Aparentamos estar felices con nuestra realidad. Sonreímos a pesar de todo.
Recordamos lo lejos que hemos podido llegar y aparcamos lo malo para que nada nos impida continuar.

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